miércoles, 8 de julio de 2015

ESTAR PREPARADOS

Lucas 21:34-35

34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. 35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

¿Cómo debemos de prepararnos? ¿Qué es lo que debemos hacer? Estamos en un tiempo donde podemos establecer nuestras prioridades, el dónde invertir nuestro dinero, a qué darle más prioridad, al negocio o a la familia, etc., no cabe duda de que todo lo que está pasando alrededor nos hablan de que el mundo se encuentra, en las palabras que dijo Jesús en Mateo 24, acerca de que habrán guerras y rumores de guerra, pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.

Cada día pasamos más tiempo haciendo cosas que no valen la pena porque estamos ya cerca del fin y del plan profético de Dios, por lo cual, deberíamos por organizar y administrar nuestra vida y nuestras prioridades. Vivimos en tiempos de violencia, de guerras, de asesinatos, etc., este problema de ISIS en el Medio Oriente puede desatar una guerra impresionante allí, el petróleo alcanzaría valores altos, muchos daños pasarían.

Ante todo esto ¿Cómo debemos de prepararnos para estos tiempos finales? La Biblia ofrece consejos prácticos acerca de cómo debemos prepararnos, tanto en lo físico, como en lo mental, en lo económico y espiritualmente.

Veamos la preparación número 1: confiar en la fidelidad de las promesas de Dios; es lo primero que tiene que venir a nuestras mentes; el Dios de la Biblia es un Dios que dice que no nos dejará ni nos desamparará. Es un Dios que siempre estará con nosotros. Jesús les dijo a los discípulos en Juan 14 en un momento en que ellos estaban trastornados que confiaran en él.

Lo que es el stress, las crisis y las preocupaciones son elementos que ponen en peligro la salud del ser humano. El stress, la depresión, la ansiedad de las cosas, lo qué pasa, etc., todos estos pensamientos negativos desencadenará un estado de incredulidad; porque aunque sí tenemos que preocuparnos no podemos llegar al colmo de la ansiedad. Estamos, dice la Biblia, atribulados en todo, más no angustiados en 2 Corintios 4. Estamos en problemas pero no desesperados. Un cristiano no debe llegar a la desesperación, porque se nos estaría olvidando las promesas de Dios.

El segundo consejo es no preocuparnos en esta época, por las cosas materiales. Una de las cosas que pueden desviarnos de las cosas de Dios y apartarnos del camino es la avaricia. ¿De dónde creen que salió la famosa costumbre del diezmo en el AT? ¿Ustedes creen que Dios necesita nuestro diezmo? ¿Por qué se nos pide que diezmemos? Simplemente para comenzar a enseñarnos y a entrenarnos a que saquemos la avaricia con la que nacimos.

Desde que nacemos el corazón es perverso y engañoso. Dios es el creador y sabe que hay dentro de nosotros. Por eso es que cuando diezmas, Dios te bendice en el 90%. Cuando Cristo se enfrentó con la multitud de los 5.000 ¿Qué dijo Jesús? Lo primero fue que bendijo el pan y cuando él bendijo lo que le dieron, lo poco que le dieron, él lo multiplicó y después lo repartió; es un principio que no debemos de olvidar.

 ¿Quieres que Dios multiplique lo poco que tienes? Dáselo a él. Ese poquito dáselo a él. Y una vez que esté en las manos de Dios, él lo multiplica. Nada puede ser bendecido sin la bendición de Dios. Y si tú guardas ese 10%, y guardas más de lo que Dios te pide, en ese momento Dios no puede bendecir el 90% que quedó, ¿Por qué? Porque Dios bendice lo que tú le das. Si das el diezmo, Dios bendice lo que te queda, y lo que te queda Dios hará milagros para demostrarte que te va a alcanzar en las cosas que tú tienes que pagar.

Veamos en tercer lugar: invertir en el reino de Dios. Es triste observar a muchos cristianos, que viven preocupados por saber dónde invertir su dinero. Hermano, los bienes materiales no determinan la salud, ni física, ni mental, ni espiritual de un ser humano, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Ahora, si tú quieres asegurarte al 100% que la inversión que tú haces, que ni la polilla y el orín lo corromperán, la bolsa de valores se cae, el Euro y el dólar suben y bajan, todo es transitorio en la vida, lo único seguro que tenemos garantizada de que nunca nos va a faltar es invirtiendo en el reino de Dios.

Desde luego que esto no significa que no debamos ahorrar cierta cantidad de dinero, pero si se llegara a creer que estos ahorros son nuestra salvación y nuestra salvación para el futuro, porque si piensas que mientras tengas tanto, tendrás asegurado el futuro, es esto entonces tú Dios y tu ídolo y no es el Dios que dice que el todopoderoso, el que nunca nos dejará ni abandonará.

En cuarto lugar, pasemos a la preparación física, emocional y espiritual. Nuestra vida está compuesta de tres elementos: cuerpo, mente y espíritu, y somos responsables ante Dios de nuestro cuerpo. Si a tu cuerpo le das mal uso, no lo alimentas bien, no le vengas a decir  Dios sáname. No te atrevas. Porque Dios no lo hará.

Dios nos da la responsabilidad y las leyes para comer y saber qué tenemos que comer, y lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo para que Dios pueda respondernos y ayudarnos a vivir al final de nuestros días con el vigor y la energía de los búfalos.

Miremos esta parte física: en Levítico 11 Dios estaba interesado en la salud de su pueblo. Después de los 40 años es que comienzan a sobrevenirnos situaciones en nuestra parte física. Hipertensión, problemas de azúcar, colesterol, triglicéridos que son la energía que sobra del cuerpo y ¿Dónde está el colesterol? En las grasas animales.

Ahora, bajo el NT, y dice en 1 Timoteo 4:4-5 tenemos la libertad de comer de todo, menos sangre. Pero recordando también, que en 1 Corintios 6:12 dice que todo nos es permitido pero no todo conviene. Dios nos ha dado una mente para razonar y pensar claramente. Todo es santificado con la palabra pero debo hacerme la pregunta ¿Esto que me voy a comer me conviene?

Si quiero que mi mente esté en paz necesito llenar mi mente con la palabra de Dios. Pregunto ¿estamos haciendo lo que nos manda Dios en su palabra? ¿Por qué no lo hacemos? Porque sencillamente no lo creemos. Si creyésemos en eso lo haríamos. Pero ¿Por qué no lo haces? Porque no lo crees. Esto es la incredulidad del cristiano, y por eso las cosas no funcionan, porque no es hasta que obedecemos que viene la bendición; si no hay obediencia no hay bendición.